- 1 pollo
- 6 costillas de cerdo
- 4 patatas
- 2 tomates
- aceite de oliva virgen
- vino blanco
- colorante
- pimienta negra en grano
- laurel
- 6 dientes de ajo
Preparación:
En una cazuela mediana ponemos los trozos feos del pollo que no vayamos a poner en el asado (el cuello, caparazón, alitas...) a hervir durante 45 minutos con un pellizco de sal. Este caldo lo colamos y lo apartamos. También podemos usar agua en vez del caldo, aunque quedará menos sabroso. Yo no aconsejo utilizar caldos industriales, porque al final termina todo sabiendo a "bote".
Una vez tenemos el caldo, encendemos el horno a 220º y mientras se va calentando preparamos los ingredientes en una fuente grande para hornear. Ponemos en la fuente el pollo troceado, las costillas, las patatas peladas y cortadas a lo largo en cuatro trozos, los tomates también cortados en cuatro, los dientes de ajo pelados y cortados por la mitad, 8 o 10 granos de pimienta y el laurel. Salamos, echamos por encima un buen chorro de aceite de oliva virgen, unos golpes de colorante y removemos bien. Después añadimos un vaso de vino blanco y un par de vasos del caldo que preparamos anteriormente. Tapamos la fuente con papel aluminio, le hacemos un par de agujeros pinchando con la punta de un cuchillo y lo metemos al horno durante una hora y media más o menos. Durante el horneado quitaremos el papel aluminio a la media hora y cuando lleve una hora daremos la vuelta a la carne y a las patatas. Este plato es muy sabroso y como dice mi madre, se ensucia poco y es fácil de preparar.
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